En referencia a la nota “Piratas atentan contra el empleo” de Monserrat Guitart Piguillem del día domingo 17 de julio de 2011 es necesario tratar de abordar los conceptos pero con otra mirada.

Es evidente que las tecnologías cambian el concepto de los negocios, la propiedad intelectual no es ajena a estos cambios y por lo tanto analizar el concepto de cambio de modelo de negocio por la piratería es por lo menos muy sesgado.

La piratería es un término anacrónico, quizás se parece más a un titular amarillista que a un concepto técnico desde el punto de vista de la propiedad intelectual. Siempre es confuso y es necesario separar el concepto cuando lo que se cuestiona es un uso privado y honesto y cual es un uso comercial –con fin de lucro- y por lo tanto que pueda encuadrar en el término piratería. Es evidente que el derecho de autor clásico no resuelve el problema y que los términos de protección tan altos generan un desequilibrio en el sistema y que por lo tanto el costo social es más alto que el beneficio.

Las leyes se deben actualizar cuando la realidad social no puede contenerse dentro de ese marco normativo, es evidente que existe intercambio de material protegido por derecho de autor y que no siempre este responde a una conducta denominada como pirata. La traducción de un libro o una serie que por cuestiones comerciales demora un año o más en llegar a otro publico distinto al del idioma original de publicación no convierte a esas personas en los responsables directos del cierre de Blockbuster o los generadores que los empleados de Musimundo tengan que aprender la diferencia entre un tiro balanceado lateral o un tiro balanceado con salida posterior.

Las prácticas comerciales de las empresas son las que están cuestionadas y los modelos de negocio que se vuelven obsoletos necesitan imperiosamente encontrar culpables y lo cuestionable de todo este entuerto es que culpen a sus clientes – actuales o potenciales- de no entender su sistema.

Este año posiblemente ingrese en el mercado de Latinoamérica NETFLIX sumándose a otros servicios para ver contenidos on line como por ejemplo ON VIDEO y que son adaptaciones exitosas como el Market de Android o Apple Store. También es importante destacar que cada fin de semana hay más records de venta en los cines y que posiblemente el año 2011 sea el año con mayor oferta cultural, cosas que generalmente no son materia de índices por las empresas. A modo de ejemplo puedo citar según información del sitio cinesargentinos.com.ar, la Cadena Hoyts tuvo más de 77.000 entradas vendidas -en su primera semana de estreno- para Harry Potter.

Existe una gran información y un creciente consumo de contenidos culturales, evidentemente esto potencia el desarrollo de las industrias culturales y genera más puestos de trabajo, como se puede evidenciar que el cierre de empresas ¿está asociado directamente a la piratería? A mayor desarrollo cultural existe más consumo cultural, quizás sería conveniente que determinadas empresas observaran mejor sus estrategias comerciales y esto les permita distribuir mejor sus recursos.

En términos de empleo, las industrias culturales se encuentran en alza, lo que sí existe es una mayor polarización de los generadores. No hay que temer, la creación siempre es un buen negocio, lo que hay que generar son los canales. Hoy se comparten contenidos y mucha más información gracias a plataformas como las redes sociales. A los que podemos denominar como perdedores, si realmente existen perdedores son los denominados intermediarios, que finalmente se reconvierten y encuentran su lugar en el mercado.

Un problema central está dado por la falta de visión crítica del sistema en su conjunto, no se evidencia entonces que existe una crisis – quiebre de paradigma para mal de algunos– en el sistema de propiedad intelectual y por lo tanto no se pueden obtener soluciones superadoras. Movimientos equívocos de instaurar un sistema de canon sin consultas para contrarrestar los efectos de la piratería llevados por entidades de gestión colectiva o acciones penales para sitios de intercambio de links no ayudan a generar un mejor efecto de la propiedad intelectual, sino todo lo contrario.

Los desarrollos tecnológicos no son malos en sí mismos, sino que generaran un cambio de statu quo, si las empresas no pueden comprender esta regla básica del mercado esto es lo que finalmente determinará quien interprete a la Biblia y quien el Calefón.

  1. Excelente artículo. Me parece que la solución puede pasar por el derecho de imagen.
    De hecho, en EEUU, ya ocurrieron varios casos del tipo. Los dos famosos fueron comerciales cuyos productores quisieron contratar a Bette Davis y a Tom Waits, respectivamente. Ante la negativa, contrataron imitadores.
    Estos artistas demandaron con fundamento en sus “publicity rights” que es una categoría inexistente en Argentina pero que es una mezcla entre derechos de propiedad y de imagen.
    Me gustó mucho tu blog. Saludos.

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